La descarbonización del sector primario continúa avanzando en un proceso constante de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Desde la Unión Europea se marcaron el objetivo de la neutralidad en emisiones de carbono antes de 2050. Una tarea complicada para el resto de sectores y titánica para el sector agroalimentario.
¿Qué supone para el sector agro este reto? Nada menos que la incorporación de tecnologías sin emisiones desde la ganadería y agricultura hasta la industria, el transporte y la distribución.
Los estudios hablan de que un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero proceden de los sistemas de producción de alimentos siendo la producción agrícola (hasta ahora), la transformación y cadena de suministro algunas de las actividades donde se generan más emisiones.
La descarbonización en un reto clave para el futuro del sector y que ya hemos abordado previamente en este blog (puedes recuperar nuestro anterior artículo tocando aquí)
Desde Agromaquinaria, en esta ocasión hemos querido reunir resumidas las principales estrategias relativas a la descarbonización en el agro.
Descarbonización del sector agroganadero
En España, el peso en el global de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEIs) por parte de la agricultura y la ganadería 5 años atrás representó el 11,9% del total de las emisiones ese año (2018)
Sin embargo, acercando más la lupa, las actividades ganaderas fueron responsables del 67% de las emisiones y cerca del 8% de las totales en España. Los datos son representativos de la situación actual a finales de 2022 al haberse producido solo ligeras variaciones a pesar de una drástica disminución del número de explotaciones.
Las estrategias relativas a la descarbonización apuestan por:
- Desarrollar fertilizantes con menor huella ambiental y mejorar las técnicas de aplicación de estos productos a la tierra de labor.
- Gestionar el tratamiento de desechos ganaderos (heces) para transformarlo y aprovecharlo en forma de biogás.
- Reducir emisiones de metano de la digestión de rumiantes (la llamada fermentación entérica).
- Usar combustibles renovables en maquinaria agrícola.
- Reducir la quema residuos agrícolas.
Descarbonización de la maquinaria agrícola pesada
En lo que se refiere a los vehículos agrícolas cuyas emisiones se encuentran reguladas por las sucesivas actualizaciones de la norma TIER, prácticamente todas las marcas se encuentran inmersas en el desarrollo de nuevas máquinas, sobre todo tractores aunque también cosechadoras, picadoras y otros vehículos autopropulsados que usan como combustible compuestos como el metano o el amoniaco.
Son los casos de las marcas New Holland y John Deere por señalar dos de los más importantes fabricantes, que ya disponen de modelos equipados con este tipo de combustibles limpios:
El New Holland T6 Methane Power es el primer tractor del mundo de producción en serie propulsado 100% por metano, clave para la reducción de CO2.
El amoníaco, como combustible, ha empezado a ser prometedor en algunos medios de transporte, como la navegación y la aviación pero también en tractores. La empresa emergente Amogy ha abierto un nuevo e importante camino en este ámbito, adaptando su sistema de energía de cero emisiones a un tractor John Deere para fabricar las primeras orugas como vehículo pesado impulsado por amoníaco. Como resultado, un John Deere modificado es el primer tractor del mundo alimentado con amoníaco cero emisiones
Descarbonización de la industria agroalimentaria, el transporte y la distribución
Los gases de efecto invernadero (GEI) generados por la industria alimentaria se debe principalmente al consumo de energía, debido al uso de combustibles fósiles (gas natural, gasóleo…) o bien indirectas asociadas a la compra de electricidad generada por terceras empresas. Otras emisiones GEI corresponden a gases refrigerantes como los hidrofluorocarbonos (HFCs).
Las estrategias de descarbonización deberán ir en estas direcciones:
- Abastecimiento sostenible de materias primas con reducida huella de carbono seleccionando para ello proveedores con una menor huella de carbono.
- Obtención de alimentos con reducida huella ambiental ante la creciente demanda de los consumidores de alimentos obtenidos de manera sostenible y la propia autoexigencia de las empresas.
- Desarrollo de productos análogos a los de origen animal debido a los cambios en los modelos de consumo en algunos países y la previsión de incremento de la población mundial de un 34% de aquí a 2050, junto con una mayor sensibilidad medioambiental de los consumidores.
- Diseño ecológico de envases-embalajes y reciclado de los mismos según la Estrategia Europea para el Plástico en una Economía Circular, que para el 2030, ha dictaminado que todos los envases de plástico existentes en el mercado comunitario deberán ser reutilizables o poder ser reciclados de manera rentable.
- Ahorro y eficiencia energética en la industria que constituye una de las principales estrategias para reducir de manera rápida la huella de carbono de las empresas y productos. Cambios en los procesos, mejoras en la eficiencia de los equipos de producción, sistemas de monitorización y control, etc.
- Uso de energías renovables. La integración de energías limpias y renovables como la energía fotovoltaica, térmica, biomasa sólida… en la industria agroalimentaria desplaza las emisiones de CO2 asociadas al consumo de electricidad y combustibles tradicionales.
- Auto-consumo a través de la utilización de subproductos , residuos y aguas residuales para la producción de energía.
- Transporte sostenible. La logística constituye uno de los grandes capítulos de la sostenibilidad medioambiental en el sector agroalimentario dada su capacidad para reducir las emisiones de gases a la atmósfera y el gasto energético en todo el proceso de distribución alimentaria.
- Reducción del desperdicio alimentario que tiene un importante impacto ambiental, ya que representa aproximadamente el 6 % del total de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE.
Las acciones para la descarbonización pueden comenzar por hacer un uso sostenible del suelo a lo largo de todo el ciclo del cultivo (empezando por las labores de preparación del suelo, siembra, abonado, fertirriego…) prevención de pérdidas en campo y post-cosecha, diseño circular de productos (envases que eviten desperdicio, materiales y diseños que extiendan la vida útil, desarrollo de iniciativas para un uso eficiente de productos en fase consumo para poder ser compartidos entre productores y consumidores finales, bancos de alimentos… y un aprovechamiento integral de los residuos orgánicos generados a lo largo de la cadena.
De este modo, aplicando todas estas medidas es posible que el sector primario y la industria agroalimentaria llegue a cumplir con los criterios de neutralidad en materia de carbono en 2050.
