Mi madre cuenta que casi sin saber andar pasaba tardes enteras con un tractor de pedales y un remolque haciendo maniobras, o que me escapaba en el tractor con mi abuelo, que ya era un peligro y lo teníamos prohibido. Ser agricultor va en la sangre y por si fuera poco, ¡tu padre lo alimenta! Desde que recuerdo, soy agricultor (o proyecto de), me encanta el campo, el medio rural… lo que no tenía tan claro era dedicarme a ello. Cualquier sociedad te bombardea con su lógica mientras creces y ésta, tan confundida y de dudosos valores, te orienta hacia trabajos maravillosos en los que ganas mucho, trabajas lo justo y no te ensucias. Y la agricultura nunca está entre esos idilios. Debe ser por lo de ensuciarse…
La realidad es que vivimos en una sociedad que promociona la economía especulativa y financiera frente a la productiva, a la real, a la que produce “cosas” con un valor más allá del económico. La agricultura no puede estar en ese top cuyos dogmas principales son el individualismo y “conseguir beneficio a costa de lo que sea”, definición de este voraz capitalismo cuyo resultado ha sido esta estafa llamada crisis.
Para el sistema, los agricultores somos unos bichos raros que vivimos de algo tan volátil como el suelo y el cielo y que practicamos un oficio del pasado económicamente nada guay. Se olvida que el mundo está habitado por personas, y que viven porque comen verduras, fruta, carne, no valores de bolsa o acciones. Producimos algo que es insustituible. Pero además se parte de un error, poner la boina a un sector que puede ser tan tecnológico e innovador como el que más.
La agricultura aparece denostada e infravalorada en una sociedad preocupada por mil y una tonterías y no por cosas tan trascendentales como su alimentación. Mis compañeros de universidad, como no me veían la boina, no se creían que fuera agricultor, pero cuanto más les explicaba más les interesaba, y ellos mismos reconocían que nunca se habían preocupado por la procedencia de los alimentos que consumían… ¿En qué mundo vivimos? Cuando les enseño el Índice de Precios Origen-Destino con variaciones de 300%, 700% y más… se echan las manos a la cabeza.
La agricultura es el oficio más bonito, digno y noble del mundo y, quizá también, de los más duros e injustos. Representa un conjunto de valores que la sociedad ha perdido y nosotros los mantenemos, o así debería ser. Telefónica, Santander, Mapfre… son los valores de hoy, en cambio esfuerzo, dedicación, implicación, compromiso, colaboración… AGRICULTURA, están en peligro de extinción.
Agricultura es conocimiento, es saber un poco de todo, de biología, de matemáticas, de geología, de meteorología, de química, de micro y macro economía, y además lo que nadie te enseña… tener una paciencia infinita. Si no es el oficio más antiguo del mundo, casi. Es una filosofía de vida en la que el clima te obliga a tener los pies en el suelo.
Por eso cuando terminé la carrera, sociología y ciencias políticas, tuve claro lo que quería ser. En la universidad aprendí a valorar la agricultura de una forma distinta, a tener una visión más amplia. Aprendí mil y una cosas que nada y todo tienen que ver con ella, a analizar el marco en el que se desarrolla y, sobre todo, descubrí que la agricultura debe ser social porque esa es su esencia.
Allí me di cuenta de lo equivocado del sistema en el que vivimos, que pone a la cola un sector determinante y estratégico, un sistema que relega a la economía productiva a los suburbios. Pero también me di cuenta que somos los agricultores los que hemos caído en la trampa, los que nos conformamos y exprimimos individualmente en nuestros bolsillos las insultantes PACs que nos imponen sin tener la fuerza ni la imaginación para cambiarlas. No me gusta ver agricultores peleando solamente por su bolsillo mientras lo que está en juego es el futuro y la dignidad del sector. Menos bolsillo, más ideas y más compromiso.
Y me entró la responsabilidad. Ser agricultor es un orgullo; y como agricultores tenemos la obligación de defender el sector, ser coherentes con nuestra profesión. Los jóvenes somos los encargados de poner a punto la agricultura, de regenerarla. El relevo generacional no se puede quedar solamente en las explotaciones como un dato, debemos mirar al pasado para construir el futuro, recuperar la esencia, el espíritu y los valores para adaptarla a los tiempos. Los jóvenes tenemos la tarea de construir una agricultura social, en consonancia con el entorno, sostenible, respetuosa, comprometida y cooperativista. Debemos lograr que la sociedad y las instituciones conozcan, valoren, respeten y se impliquen en el sector.
La gente ni conoce ni sabe lo que es el sector y ese desconocimiento es tan perjudicial como peligroso. La agricultura es cultura, como la propia palabra indica y esta sociedad necesita aprender de ella como nosotros necesitamos integrarnos mejor en esta. No puede ser que la socialización aleje de un oficio tan vital a un tío como yo, que nací agricultor.
Muy interesante
Completamente de acuerdo, ya pasaron años desde que un servidor empezó con este oficio, y no tengo los estudios que posee este muchacho, pero estoy muy de acuerdo con todo lo que propone.
Decirte que vas ha encontrar muchos sinsabores, unos por parte del mercado que verás como juegan con nuestros precios, sin importarles absolutamente nada.
Los gobiernos siempre poniendo pegas, no dejando por ejemplo quemar las parcelas de rastrojos, para controlar las malas hierbas, que se estan haciendo inocuas, y que en todo caso quemar controladamente significa purificar, luego de unos años se va ha ver como trae mas beneficio que perjuicio, por los agentes que vertimos a la atmosfera, y la infestacion de masiva de productos.
Los Ecologistas, en muchos casos Yoyoflautas, que se oponen a todo lo que huele a pasado, pantanos que sin ellos ahora mismo españa sería un secarral, plagas de Conejos, Topillos, incidendia de la Fauna Salvaje, pero como ello ejercen mas presión sobre los medios, y saben venderse mejor. se les hace mas caso.
ME GUSTA ENCONTRAR JOVENES QUE SE INTERESEN POR ESTA PROFESION, QUE LA AMEN, Y QUE SEPAN, VAMOS A DECIR DEFENDER MEJOR QUE NOSOTRO A UNA PROFESION A LA QUE SE QUIERE PRIMERO, Y DESPUES UNO ECHA A ANDAR A VER QUE PASA
Yo pertenezco a coa Lebrija.
Sería bueno que firmará el artículo alguien. Lo digo porque COAG no ha ido a la universidad. En cualquier caso, mi situación es la misma, y estoy de acuerdo en mucho de lo que dices. No nos hacemos respetar.
Me siento plenamente identificado con lo que cuentas, mis padres eran agricultores en un pueblo de Salamanca. Me crié allí, con 14 años conducía el tractor, trabaja en el campo la mar de feliz. Con 15 años me fui a Salamanca y estudíé Informática. Ahora con 52 años, me gusta mi trabajo en Madrid pero me siento vacío, necesito ir al pueblo a hacer cosas en el campo y coger fuerzas para mi trabajo… sólo tengo una ilusión. jubilarme en el campo.
Ahora tengo un hijo de 15 años que quiere vivir del campo, sólo le pido que se forme, en lo que quiera, y se dedique a lo que realmente le ilusione.
Muchas gracias por tu comentario.
Manuel.
Muy interesante! Me siento plenamente identificado! En mi caso soy ingeniero industrial, pero mi corazón está en los campos de mis abuelos que aún cultivo juntamente con mi tío los fines de semana! Con 12 años ya me dejaron conducir el tractor, cuando hacía 12 años que lo estaba esperando! Sin duda, se nace agricultor y hay que defender la honorabilidad de la agricultura y reivindicar la importancia de ella para todos los seres humanos!
Estoy orgulloso de ser agricultor desde los 14 años e ingeniero agrónomo.
“La sociedad necesita implicarse en la agricultura” y “de la misma manera la agricultura necesita que la sociedad la comprenda para lograr un mejor trabajo y una conexión beneficiosa para los dos”
Hay que dignificar, reconocer y poner en valor la importancia que tiene y merece la agricultura, los agricultores y los trabajadores del campo.
Hay quien tiene tierras y después de estudiar sus carreras trabajan en ellas. Tengo varios amigos que son ingenieros agrónomos y están trabajando sus tierras. Hay que cuidar lo que se tiene
Totalmente de acuerdo con lo que dice. Muy interesante
La gente está empezando a volver al campo…
Genial artículo!
Gracias por compartir tu historia
La pregunta es: ¿por qué no ser agricultor después de la universidad?
Desde luego es una pregunta que quizá debieran empezar a plantearse ya no sólo los estudiantes sino también las propias universidades y el resto de instituciones que deberían promover el acceso al campo de nuevos agricultores cada vez más especializados en la materia. Muchas gracias por tu comentario, María. Te deseamos un agrofeliz 2022!
Las universidades han sido pioneras y lo siguen siendo en relación con con la oferta de estudios específicos que potencian la formación para ejercer la actividad agraria, es más han creado determinadas titulaciones para dar servicio a esas necesidades de formación y optimización del sistema productivo agrario. La realidad es que la mayoría de los profesionales incluso con titulación específica prefieren otras actividades no tan vinculadas directamente con los sistemas productivos agrarios. En definitiva se trata de pros y contras, pero si se quiere mantener el sistema productivo activo y que las explotaciones tengan relevo hay que tomar ya medidas, empezando por medidas políticas.
Gracias a todos y en especial a COAG por temática expuesta.