La agricultura 4.0 está basada principalmente en el uso de nuevas tecnologías para que el profesional del campo pueda trabajar desde una mayor eficiencia y sostenibilidad en el manejo de sus cultivos.
De entre todos los avances en las tareas agrícolas destacamos en esta ocasión aquellas que engloban las técnicas de pulverización, especialmente las de aplicación de fitosanitarios o fertilizantes mediante drones y máquinas arrastradas por un trator o directamente autopropulsadas.
Ambos métodos, el uso de máquinas terrestres y la utilización de drones tienen sus ventajas pero también ciertos inconvenientes que merece la pena valorar.
PULVERIZACIÓN MEDIANTE DRONES
PROS
- Mayor precisión y flexibilidad: los drones pueden aplicar productos fitosanitarios/fertilizantes de manera muy precisa, incluso las condiciones del campo cultivable no lo ponen fácil o directamente son inaccesibles para las maquinarias convencionales, lo que abre la posibilidad de poder cultivar en terrenos, a priori fértiles pero hasta ahora inexpugnables.
- Menor compactación del suelo: los drones eliminan el riesgo de compactación del suelo, favoreciendo su salud y permeabilidad. Al operar desde el aire no se produce pérdida de cultivo que pueda resultar dañada por el paso del neumático del tractor o máquina.
- Aplicación eficaz: la capacidad de realizar vuelos a poca altura y en condiciones meteorológicas cambiantes, permite a los drones realizar tratamientos justo en el momento necesario, sin esperar condiciones de tiempo atmosférico y del suelo apropiadas.
CONTRAS
- Limitación de carga: debido al tamaño de sus depósitos, puede requerir recargas frecuentes y hacerlos menos eficientes en grandes extensiones de terreno.
- Tiempo de autonomía de vuelo: la duración de la batería restringe el tiempo de operación continuo, necesitando pausas para recarga.
- Costes iniciales y operativos: la inversión inicial y los costes de operación y mantenimiento pueden ser altos, especialmente para operaciones a gran escala.
- Formación del piloto: es necesario, o bien disponer de conocimientos y habilidades necesarias para poder pilotarlo y que este piloto sea el propio agricultor de la explotación o subcontratar a un profesional experto en este tipo de operaciones, lo que puede suponer a mayores una pérdida en la rentabilidad.
PULVERIZACIÓN TERRESTRE
PROS
- Capacidad de carga: estas máquinas pueden cubrir grandes extensiones de terreno sin necesidad de recargar, haciéndolas ideales para grandes explotaciones agrícolas.
- Eficiencia: La velocidad y capacidad de estas unidades permiten tratar amplias áreas en menos tiempo debido además a la extensión del ancho de trabajo de la barra que puede llegar a alcanzar hasta 30 metros o más.
- Durabilidad: diseñadas para el trabajo pesado, estas máquinas ofrecen una larga vida útil y robustez ante diversas condiciones de terreno.
CONTRAS
- Compactación del suelo: el peso y el tránsito de estas máquinas pueden compactar el suelo, afectando su estructura y la disponibilidad de agua y nutrientes para los cultivos además de provocar daños, incluso portando neumáticos de perfil estrecho sobre los propios cultivos en crecimiento y desarrollo.
- Menos flexibles: la aplicación en terrenos irregulares o muy inclinados puede ser problemática si no se dispone de un equipo con autonivelación.
- Dependencia de las condiciones del terreno/meteorológicas: la efectividad está ligada a las condiciones del suelo o del cielo, siendo menos versátiles en condiciones de humedad, viento intenso, encharcamiento o estado barroso, donde pueden quedar atascadas.
¿ENTONCES, QUÉ SISTEMA ES MEJOR, UN DRON O UN PULVERIZADOR?
La elección depende de varios factores:
- El tamaño de la explotación
- La topografía/orografía del campo de cultivo
- El tipo de cultivo
- El presupuesto del que se disponga
Mientras los drones ofrecen precisión y flexibilidad, especialmente útil en terrenos difíciles o para aplicaciones específicas, las máquinas terrestres siguen siendo una opción robusta y eficiente para operaciones a gran escala en terrenos menos complejos.
En la búsqueda de prácticas agrícolas sostenibles y eficientes, la decisión debe basarse en un equilibrio entre estos factores, analizando siempre la optimización de los recursos económicos y humanos disponibles sin olvidarnos del impacto ambiental.